El acoso escolar suele ser un problema en el que por demás hace falta amor y confianza de padres, amigos y profesores de los chicos que sufren y generan violencia. En Estados Unidos, Canadá y países sudamericanos, por ejemplo, los gobiernos han implementado medidas de prevención que, aseguran, les genera no un gasto, sino un ahorro en términos sociales y económicos. Y es que, por ejemplo, con el Programa de Prevención en Montreal se ahorraron más de 5 millones de dólares al evitar que quienes participaron en el programa estuvieran involucrados en actividades criminales o desertaran del sistema escolar.
En México no hay cifras precisas del costo económico del bullying, sin embargo, el fenómeno parece crecer a medida que pasan los años, y a pesar del desarrollo tecnológico que se supone debería ser benéfico, tal parece que este, trae consecuencias opuestas. Luego de un estudio que demostró que nueve de cada 10 niños en la capital mexicana ha padecido hostigamiento, el Gobierno del Distrito Federal, la Universidad Intercontinental y organizaciones civiles han invertido en meses recientes, la campaña Escuelas sin Violencia para informar y prevenir a la ciudadanía sobre el fenómeno del bullying.
Tal es el caso de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que entre sus últimas implementaciones podrían considerarse: la revalorización de los derechos de la mujer, la contemplación de los derechos de los niños y la sensibilidad a la naturaleza y el planeta que habitamos. Además de contar con un Programa “Di no a la violencia” y el Manual de aplicación para abatir y eliminar la violencia escolar, desde febrero del 2009; la dirección electrónica se encuentra disponible en este blog, en la sección En la secundaria, este es una suerte de guía a seguir para evitar este tipo de problema, en donde se exponen algunos consejos para enfrentarlo, incluso también de acuerdo al marco jurídico.
Los jóvenes son la generación del mañana, por ello es muy importante que reciban una educación libre de violencia. El costo del bullying en términos económicos es alto, pero en términos de sufrimiento es incalculable, pues los trastornos depresivos interfieren con la rutina cotidiana y provocan sufrimiento no sólo a quienes lo padecen, sino también a sus seres queridos.
La educación secundaria es para el adolescente la antesala que afianza sus conocimientos y le ayuda a definir sus preferencias para elegir su camino hacia una carrera universitaria. En ese camino hacia el nivel superior, las tribus urbanas representan un grupo vital en el desenvolvimiento emocional de los jóvenes. Por ello es importante que sus profesores estén conscientes en las cuatro áreas de desarrollo de los jóvenes: afectiva, social, cognoscitiva y física.
Es muy importante tener en cuenta que la niñez requiere, en primer término, del amor y comprensión de la familia, así como de la sociedad en general. Las niñas y los niños deben ser protegidos desde antes y después de su nacimiento y, sobre todo, durante su crecimiento; debe protegerse su vida y su salud y asegurarles el efectivo goce de todos sus demás derechos, a fin de garantizarle un desarrollo físico, mental, social y espiritual que les permita la formación de su carácter y personalidad.
Se puede concluir entonces que el maltrato psicológico o físico en el acoso escolar, sigue siendo un tema presente, que no genera ya una alarma social, pues es visto como algo normal o cotidiano. Los jóvenes de las últimas generaciones que lo sufren, generan un efecto dominó a su alrededor y a veces se sienten en un callejón sin salida. Por ello hay que evitar en la medida de lo posible no alejarse de los hijos, pues en este mundo mediático, la fantasía se ha vuelto una realidad distorsionada y violenta, que apenas parece comenzar a desarrollarse.